1. Cuida mucho el modo y la forma de comunicarte. Escucha activamente, dejando hablar y teniendo en mente siempre la opinión de los demás. La mayor parte del aprendizaje comunicacional, según Stephen R. Covey, está referido a comunicar, en vez de escuchar. Entonces será esencial para el trabajo de equipo el hábito de escucha activa y luego de comunicación.
2. Haz uso de la Empatía. Un empresario con empatía es capaz de poner límites ante situaciones o conductas inadecuadas, de forma constructiva y sin dañar la auto-estima de tus empleados y colaboradores.
3. Se racional. Al tomar cualquier decisión ten en cuenta el contenido racional y el componente emocional que acompaña todas las decisiones.
4. Capacítate y capacita a tu personal. Este punto contribuye a que como empresario o gerente sepas apreciar el papel que juegan las emociones en tu centro de trabajo y a desarrollar una mayor conciencia de las propias reacciones emocionales. Esto incluye adiestramiento en autoconocimiento, autorregulación, empatía y habilidades para las relaciones interpersonales y sociales.
5. Se proactivo. La proactividad significa tomar responsabilidades y asumir el control en toda circunstancia dentro del ámbito laboral de una manera activa, no pasiva. El lado opuesto es la reactividad o tomar una actitud pasiva y ser sujeto de las circunstancias y, por ende, de los problemas. La proactividad implica iniciativa y acción pues arraiga al individuo que forma parte de tu empresa.
6. Piensa en Ganar-ganar. Tu relación con un cliente debe concebir este concepto. Cuando tú ganas y tu cliente pierde, pierdes al cliente. Si después de razonar con tu interlocutor no logras ese acuerdo ganar-ganar únicamente queda la opción de no hay trato.
7. Establece prioridades. Esto representa que distribuyas tu tiempo sobre la base de prioridades con apego a cuatro aspectos primordiales para la realización de las actividades de tu negocio: urgentes, no urgentes, importantes y no importantes. Lo que importa más nunca debe estar a merced de lo que importa menos, sentenció el filósofo alemán Goethe.
8. Promueve las emociones positivas. Éstas estimulan el éxito profesional y personal, tanto de ti mismo como de tus empleados. Si a todos nos gusta y entusiasma la tarea que realizamos, nos resultará un placer cumplir con ella.
9. Evita las emociones negativas. Este tipo de sentimientos frena la motivación de tus trabajadores y, al mismo tiempo, te retrae de los objetivos que hayas establecido desde un principio. Implica finalmente no comprometernos con el trabajo. Cuando los empleados temen constantemente en la posibilidad de perder su puesto de trabajo, su capacidad para rendir en forma eficaz y efectiva disminuye y se resiente en la organización.
10. Haz que tus empleados se identifiquen con tu empresa y sus objetivos. Cuando esto ocurre, tu personal adopta las metas de la misma como propias y ponen todo su empeño en alcanzarlas, ya que se sienten bien motivados.
Resumiendo lo anteriormente expuesto, las principales características de la Inteligencia Emocional son:
* La capacidad de motivarnos a nosotros mismos.
* La preservación en el empeño a pesar de las posibles frustraciones.
* El control de nuestros impulsos.
* Saber diferir las gratificaciones que nos da la propia vida.
* Regular nuestros propios estados de ánimo.
* Evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales.
* La facilidad de empatizar y confiar en los demás.
Como empresario que eres, también debes saber que la información y el razonamiento lógico te colocarán en una mejor situación para ejercer tus emociones.
2. Haz uso de la Empatía. Un empresario con empatía es capaz de poner límites ante situaciones o conductas inadecuadas, de forma constructiva y sin dañar la auto-estima de tus empleados y colaboradores.
3. Se racional. Al tomar cualquier decisión ten en cuenta el contenido racional y el componente emocional que acompaña todas las decisiones.
4. Capacítate y capacita a tu personal. Este punto contribuye a que como empresario o gerente sepas apreciar el papel que juegan las emociones en tu centro de trabajo y a desarrollar una mayor conciencia de las propias reacciones emocionales. Esto incluye adiestramiento en autoconocimiento, autorregulación, empatía y habilidades para las relaciones interpersonales y sociales.
5. Se proactivo. La proactividad significa tomar responsabilidades y asumir el control en toda circunstancia dentro del ámbito laboral de una manera activa, no pasiva. El lado opuesto es la reactividad o tomar una actitud pasiva y ser sujeto de las circunstancias y, por ende, de los problemas. La proactividad implica iniciativa y acción pues arraiga al individuo que forma parte de tu empresa.
6. Piensa en Ganar-ganar. Tu relación con un cliente debe concebir este concepto. Cuando tú ganas y tu cliente pierde, pierdes al cliente. Si después de razonar con tu interlocutor no logras ese acuerdo ganar-ganar únicamente queda la opción de no hay trato.
7. Establece prioridades. Esto representa que distribuyas tu tiempo sobre la base de prioridades con apego a cuatro aspectos primordiales para la realización de las actividades de tu negocio: urgentes, no urgentes, importantes y no importantes. Lo que importa más nunca debe estar a merced de lo que importa menos, sentenció el filósofo alemán Goethe.
8. Promueve las emociones positivas. Éstas estimulan el éxito profesional y personal, tanto de ti mismo como de tus empleados. Si a todos nos gusta y entusiasma la tarea que realizamos, nos resultará un placer cumplir con ella.
9. Evita las emociones negativas. Este tipo de sentimientos frena la motivación de tus trabajadores y, al mismo tiempo, te retrae de los objetivos que hayas establecido desde un principio. Implica finalmente no comprometernos con el trabajo. Cuando los empleados temen constantemente en la posibilidad de perder su puesto de trabajo, su capacidad para rendir en forma eficaz y efectiva disminuye y se resiente en la organización.
10. Haz que tus empleados se identifiquen con tu empresa y sus objetivos. Cuando esto ocurre, tu personal adopta las metas de la misma como propias y ponen todo su empeño en alcanzarlas, ya que se sienten bien motivados.
Resumiendo lo anteriormente expuesto, las principales características de la Inteligencia Emocional son:
* La capacidad de motivarnos a nosotros mismos.
* La preservación en el empeño a pesar de las posibles frustraciones.
* El control de nuestros impulsos.
* Saber diferir las gratificaciones que nos da la propia vida.
* Regular nuestros propios estados de ánimo.
* Evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales.
* La facilidad de empatizar y confiar en los demás.
Como empresario que eres, también debes saber que la información y el razonamiento lógico te colocarán en una mejor situación para ejercer tus emociones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tus comentarios